Hoy reencontré en mis recuerdos a un contador perfecto de historias...
puenteando entre Neuquén y Cipolletti, languidece el sábado en un chalecito color beige, a pocos metros del parque Rosauer, altísimas acacias, rejas negras, la numeración en una placa con retamas amarillas, inspiradas en un viaje a la cordillera.
puenteando entre Neuquén y Cipolletti, languidece el sábado en un chalecito color beige, a pocos metros del parque Rosauer, altísimas acacias, rejas negras, la numeración en una placa con retamas amarillas, inspiradas en un viaje a la cordillera.
Una
casa que se ve y huele bien. Los retratos en carbonilla, perfectos,
intensos sugieren desde las paredes que el artista es un hombre de
manos precisas, que mueve acompañando cada parte de su relato,
conoció piernas pesadas y pudo desandar ese camino y reconstruir
una vida lejos de escruchantes y otras yerbas.
Viste
una camisa color verde claro, pantalones beige, zapatos al tono. Sus
ojos, nos miran atrás de unos lentes de aumento de metal.
Sobre
la cama matrimonial, el retrato del Santo Sudario, habla del
religarse a Dios.
CARLOS
FRATTINI, estuvo en la tumba y salió. Será por esa razón que lo
cuenta es tan atrapante. Podría hablar horas y horas.... y siempre
sorprende.
¿Quién
Carlos Frattini? - “Y Frattini es un tipo que cree mucho en Dios,
desde siempre, y me acompañó hasta el día de hoy, en el que estoy
hablando aquí con Vos. Y me ha ayudado un poco tarde pero me ayudó,
porque cuando salí de la U9 cumplí mi última condena tenía 53
años, no era un chico, era bastante grandecito. Siempre agradezco
que me han tratado bien acá, como un plástico, porque mucha gente
me conocía por el dibujo”.
-En
un Conventillo de la Boca un 20 de Julio de 1931, según mi Papá, mi
mamá murió cuando nací, y me regaló a una familia de Pompeya. A
los 4 años me fue a buscar, me envolvió en una toalla y me llevó
de vuelta a la Boca. Ahí conocí a la que sería como mi mamá,
Carmen.
Mi
viejo me pegaba por cualquier cosa, me rompía los huesos, en serio.
Con la hebilla del cinturón. Varias veces los vecinos lo quisieron
matar por las palizas que me daba a mí.
Mi
papá era ciudadano americano, nacido en Nueva York. Una vez, me
quise ir del país... Y bueno no pude hacerlo, y pasó lo que pasó,
quedé preso.
-Mi papá me lleva engañado a la
calle Tacuarí, me deja un año, en un reformatorio, bueno
deformatorio. Después me fue a buscar, Salí a los 14 años. Me
decían Pistola, por que jugaba muy bien al futbol, y era parecido a
Lousteau, el wing derecho.
-En
Julio del '54 me detienen y allí estuve un año. En los diarios
pusieron jefe de banda y éramos unos chicos…
Tiempo
después hice la colimba. En ese tiempo cualquiera hacia el servicio
militar, aunque tuvieras antecedentes, y ahí me encontré con varios
compañeros.
Cualquier
cabito te hacía bailar, te hacían arrodillar arriba de los abrojos,
y nos cansó, un día le dijimos la próxima vez que no hagas bailar,
ya sabés lo que te va a pasar.
Después
juré la bandera, y me fui.
En
esos días falleció Evita. Yo con el uniforme militar, si iba a mi
casa mi papa me mataba.
Y
ahí me quede tres días, te daban mate cocido, un poco de pan…
Una
vida así, totalmente mala en mi juventud…
***
En otro momento le pregunto por su antiguo oficio, y me explica: -“La
palabra escruchante es una palabra francesa. Es todo aquel que abre
cualquier puerta sin llave, como le dicen la famosa ganzúa, pero no
hay ganzúas. Las puertas, mansiones, joyerías.
-Es
el ladrón que es muy difícil de atrapar. No llevábamos armas
jamás. Sólo las llaves. En mi última condena me podían dar el
Modus Vivendi, pero me dieron el artículo 52, un artículo que tiene
mil años, pero según como caigas es la condena…”
Año
1961 yo estoy en la penitenciaria federal...
De
paso te cuento algo, fuimos al archivo, encontramos entre lo que se
iba a quemar una foto de Juan Moreira con el traje a rayas, había
trabajado en la carpintería del penal...se la dimos al Maestro y
nunca más volvimos a ver esa foto, te imaginas... ¿una foto de Juan
Moreira?
-En
ese interín mi viejo muere, me mandan a buscar. Cuando llego, mi
hermanita Dora, y me dice, sabés lo que dijo este hijo de puta 30
segundos antes de morir... dice:” Mañana lo voy a ver a Carlitos,
que hace mucho que no lo veo...”
Y
ahí pude perdonarlo....
Era
también muy malo conmigo.
Pero
Dios me acompañó siempre, me sigue acompañando y me sigue dando.
Yo
rezo todas las mañanas cuando me levanto y rezo todas las noches
antes de acostarme y el de arriba me ayuda. No por mí pido por
todos, y el de arriba me tiene firme, me ayuda. He tenido dos o tres
casos palpables de la presencia de El.
-Si
querés te comento una anécdota que nos pasó en Brasil, estábamos
en San Pablo, con una bronca bárbara con la policia encima nuestro
porque nos acusaban de unos robos que no habíamos hecho, deambulando
y al tercer día estaba descompuesto de los nervios y aparte de no
comer nada, le digo a Cacho mi compañero, pasamos por una Iglesia y
voy a hablar con el barbudo.
Voy
derecho a la cruz, salí tan bien, reconfortado.
Salimos,
y en el cordón de la vereda de enfrente, había 10.000
cruzeiros....fuimos y nos comimos tres platos de feijoada, comimos
tanto que después no podíamos caminar.
Él
de arriba me dió una familia, no puedo pedir nada, por que me da
vergüenza pedir más.
Y
tengo ahí la recompensa y viste lo que me está pasando, se me están
dando un montón de cosas.
Amí me dieron trabajo casi cuando iba a cumplir 60 años y me jubilé.
Salí el 12 de Agosto de 1984. Trabajé todos los dias. Y en el
Patronato de Liberados trabajé 13 años hasta que que me jubilaron
por edad avanzada, falté muy poco. Me sentía mal cuando faltaba.
Me
levantaba a las 5 y media, soy un tipo que le gusta llegar temprano,
afeitarme, escuchar la radio para ver cómo voy vestido.
Hilda
López, fue la primera que me compró un retrato y me recibió como
una persona más, una obra que había hecho en la U9 para venderla
para ganarme unos pesitos. Cuando ella era directora de cultura de la
Municipalidad.
En
la cárcel no tuve miedo, por que tuve la suerte, hasta ahí el de
arriba me acompañó. Hasta para robar.
Estábamos
arriba de un techo, por entrar a un negocio, y gente de enfrente
llama a la policía, mi compañero dice:- Vamos Carlitos, salto de
techo en techo, más de tres metros, se me cae un zapato, pero podía
haberme caído yo.
-No
tengo dudas de que hay un ser superior, que para mí es Dios, Alguien
maneja todos los hilos.
Yo
vivía en Once, y Cristina vivía a 11 cuadras. Tenemos un camino
marcado, estamos dirigidos. El de arriba no me lleva todavía, quiere
que se cumpla todo lo mío.
-Un
día típico en la cárcel es duro, pabellones de 120 tipos. Pero la
vida del procesado a la del penado no tiene nada que ver.
Un
día cualquiera me traen a Neuquén, no sabia a dónde me llevaban,
en la cárcel decían fulano, fulano y fulano. Me subieron a un avión
chiquito. Llegamos el 2 de abril de 1982...
-Saliendo
a trabajar no estás pensando en lo que te falta por salir. Es una
ayuda muy grande estar ocupado. Yo trabajaba en fideeria. Esperaba
los lunes. Si no estabas ahí, te lo pasabas tomando mate, mintiendo
con otro interno.
-Tuve
éxitos y fracasos en mi vida, mi mejor golpe fue así: tenía tres
llaves en mi bolsillo, tres llaves Yale, me encuentro con Carlitos
Smoli, tenía una pico de loro, tenía una habilidad para abrir la
cerradura, un pac y habría cualquier cerradura. Pac y abrimos la
puerta, meto la llave, abrí tres puertas con la misma llave.
Entramos y la registradora estaba abierta…30.000 pesos, ya habíamos
salvado la noche de aquí a la eternidad…veo una caja fuerte,
prendemos un papel para alumbrarnos y la abrimos, adentro dos cajas
de zapatos, repletos de los billetes de la fragata. Nos llevamos un
1.000.000 de pesos esa noche. Agarramos el auto, y nos fuimos a
Córdoba, le llevé a mi amigo que no había estado esa noche treinta
y tres mil pesos. Gastábamos en Autos, mujeres, buena ropa.
En
esa época, cualquier hombre llevaba un reloj de oro, cualquier mujer
llevaba un dije mejicano de 37 gramos de oro puro. Llegué a
encontrar un anillo de una mesita de luz, lo llevo al reduce en la
calle Libertad, a ver José medíme este brillante, 8 kilates sin
carbón….sabés lo que vale un kilate?
Y
del peor robo me quedó esta cicatriz en la pierna, cuando entrábamos
a un departamento de seis o siete habitaciones, siempre buscábamos
el dormitorio de la gente mayor.
Siempre
con los cinco sentidos al máximo, entramos y al rato escuchamos un
ruido, entran cuatro personas hablando, y digo Policía… Éramos
una luz en la escalera, le podíamos dar dos pisos y le ganábamos
por dos pisos. Calculá que todos los días subíamos diez o quince
edificios de más de diez pisos. Primero de la calle mirábamos si
ese balcón estaba cerrado.
A
las dos o tres de la tarde. El tano mi compañero se quedaba en el
último escalón del piso, y yo tocaba el timbre y me aseguraba la
puerta. Tiii tiii tiiiii y si abrían la puerta les preguntaba
cualquier cosa y me iba.
Era
difícil que sospecharan, vestíamos como reyes, anillos de oro,
trajes, cadenas.
Subíamos
Siempre por escalera… el ascensor hace un ruido… sobre todo en
esos edificios de dos departamentos por piso. Una vez nos pasó…en
un un departamento no había nadie, pero en otro nos estaban mirando
por la mirilla. El tano me dijo, vamos Carlos.
Los
códigos han cambiado totalmente…lo veo por televisión, he
conocido piernas pesadas, como el gordo Villarino, asaltantes de
bancos. Pero no mataban por matar. Y si existía, cuando ese pibe
hacía eso involucraba a todos. Y si caía preso, primero le
hablámos, pero la próxima vez la cosa era peor.
Eran
otros códigos, si existía la falopa, pero no como ahora.
Nosotros
éramos los más livianos de los robos, los escruchantes. Primero te
llevaban a la Comisaría, y si te negabas a declarar cobrabas cómo
banco.
Mataron
a un compañero mío que estaba haciendo un trabajito, un chico de 20
años. Lo persigue la patota de Meneses, se entrega, con las manos en
alto y lo mató igual. No te daban ningún changuí..... Y aparte en
aquella época salía en los diarios: en un tiroteo murió un ladrón,
el ladrón siempre intentaba irse.
Un
día me compré un Cadillac 54. Iba con mi novia Martha por la vía
del tranvía, y del colectivo me gritan: “mirá hijo de puta, que
bien te va…!”
ARaul Soldi lo conocí cuando estuve preso, en el '74 en Devoto,
éramos un grupo de muchachos de distintos pabellones, dibujábamos,
pintábamos.
Organizamos
una exposición en la capilla, y lo invitamos.
Quedó
enloquecido con mi dibujo de Borges... me preguntó cuanto pedía por
esa obra, le dije que era un honor para mí que tuviera una obra mía.
Me preguntó cuanto me faltaba para salir, y al salir me recibió en
su casa.
Organizan
una exposición de retratos de famosos. Soldi consiguió los marcos,
los cuadros.
Eran
dibujos míos con poemas de Horacio Ferrer.
-
Que te parecen esas obras... y esto quién lo hace? Me pregunta
Ferrer
-
Yo los hago maestro. En lápiz negro, Grafito N° 5 o 6, mina blanda.
Mientras
yo dibujaba, Ferrer iba haciendo los poemas.
Con
mi mujer vivíamos en la calle Rivadavia 3456, un departamento de más
de cien años. Era tan grande el baño, con enormes ventanales de
vitraux, dónde mi suegro había puesto una jaula con canarios.
Me
pide ir al baño, como se demoraba le pregunto después de un largo
rato -¿Horacio, está bien?
-Sí, me encantó el baño.
Las
obras que hicimos juntos fueron todas vendidas, Ahí conocí también
la hipocresía de muchos.
Por
ejemplo con Ariel Ramírez, me cansé de ir a cobrarle...un día
pasé, la secretaria me dice como siempre que no estaba, y decido
descolgarle el cuadro... viene después, me paga, y me dice Frattini,
que hace, vuelva a colgar el cuadro.
El
retrato de Mirtha Legrand, después de unos días encuentro una carta
por debajo de la puerta: Proartel, la señora Mirtha Legrand agradece
el regalo ¿qué regalo?- pregunto.
Con
la señora me traen 5 o 6 fotos para hacer el retrato, elijo una para
trabajar el cuadro, hermosa con luces y sombras, las arrugas
marcadas. Su asistente me pregunta: ¿Carlitos la va a hacer igual?
Si usted la hace igual le meten una causa y a nosotros nos despiden.
Me mandaron a un lugar en la calle libertad, donde arreglaron la foto
y después hice el retrato.
-La
única que me compró el cuadro y me pagó CASH, fue Zita, la esposa
de Aníbal Troilo. Y me dijo Carlitos, sos el único que logró los
ojos de mi gordito. Y eso que tenía cuadros de muchos pintores
famosos.
Le
hice retratos a Menem, a Isabelita, Andrea del Boca, Perón, a tantos
otros…
Amalia
Fortabat me manda una carta agradeciéndome, viene el gerente de la
cementera de Zapala con la nota de la Revista Gente a la cárcel...
me dice -¿ Sabe dónde colgó la Fortabat su cuadro ? -En el piso
que tiene en la avenida Libertador con cuadros de 4 o 5 millones de
dólares. Ahí está colgado su cuadro.
-
La última vez que lloré, fue el otro día cuando lo vi a Favio, que
le canta a ese amigo mío, que mató la policía, lloré. Estoy muy
sensibilizado. Demasiado sensibilizado. Te puedo decir que fui un
tipo fuerte. Te puedo decir que es algo malo que te produce la
cárcel, piernas pesadas que cuando su mujer los dejan lloran…
Un
fin de año, entra mi señora con los dos chicos, 5 minutos antes de
que terminen las visitas, me dijo dales un beso. Despedíte.
Martincito dale un beso a tu papá, y estuve veintidós años sin
verlos…
Con
un nudo en la voz agrega: -“Y ahora estoy sensible al máximo “.
-Di
charlas en muchos lados, Horacio Cecchi, profesor de allí me dice:
-Carlitos, es la primera vez que vienen los 50 alumnos.
Con
unas ganas me preguntaban, preguntas fuertísimas. Cuando terminó la
charla me emocioné.
Al
otro día, otra clase, otra vez vinieron todos, desde las nueve de la
noche hasta la una de la mañana.
-Acá
también di charlas en Universidades. También fui a un montón de
unidades. Como yo no tengo problemas para entrar en las cárceles. Y
en las cárceles bien, bien, siempre había un par de atorrantes que
no les interesaba.
Traían
el calentador. Tomábamos mate. Yo les decía, acá no vengo a dar
ningún consejo, simplemente les vengo a decir que fue lo que pasé,
lo que hice, lo que logré.
Y
que logré.: No logré nada, estoy acá hablando con ustedes.
El
delito no te deja nada…
La pasé bien, la pase
regular, la pasé mal. Pero acá estoy.
***
En
otro de nuestros encuentros, Frattini, como siempre un gentleman, su
colonia acompaña su relato, camisa con cuadros discretos, pantalón
gris y zapatos relucientes.
Comienza
con: -“El delito en definitiva no te lleva a nada. Te lleva preso,
o te mata Cuando uno lo analiza bien, si sos sensato te das cuenta
que todo es pérdida “.
Beatriz
Aranda, directora del patronato de liberados me consiguió el permiso
para entrar a las cárceles para dar charlas, el 90 por ciento de los
muchachos que venían me escuchaban. El otro 10 tomaban mate o
hablaban entre ellos.
Yo
siempre les aclaré, que no vengo a dar consejos, no tengo autoridad
para dar consejos pero si sé lo que pasa con el delito.
En
las universidades que visité, me han aplaudido, me han besado, me
han abrazado, reconociendo lo que fui, lo que soy y lo que estoy
haciendo.
Fue
una buena experiencia para mi, pero lo que pasa es que esas charlas
quedamos de darlas en las escuelas, para los padres. En los barrios,
en bibliotecas.
Estaba
inspirado y preparado
para
hacerlas, pero eso no se dio, quizás en algún momento pueda
hacerlas, pero no sé, es un poco tarde....
***
Hoy,
Carlos Frattini es un jubilado neuquino, testigo de momentos de
nuestra historia, como por ejemplo del Día que Argentina perdió su
corazón.
“Atrapado
“, “Un Caballero en el Purgatorio “y una película de Diego
Eggle próxima a estrenarse, relatan su vida. Vive con Cristina, su
mujer, y sus retratos extraordinarios, que dejan entreabierta la
puerta de un lugar del que muy pocos pueden regresar, por obra del
Destino tal vez, o de acuerdo a sus palabras: “Al de Arriba que me
trajo acá...”
PD: Carlos Frattini ya no está con nosotros, pero cada una de sus historias quedaron flotando en mis recuerdos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario