sábado, 12 de diciembre de 2015

Carlos Frattini, prisionero del arte

Hoy reencontré en mis recuerdos a un contador perfecto de historias...
puenteando entre Neuquén y Cipolletti, languidece el sábado en un chalecito color beige, a pocos metros del parque Rosauer, altísimas acacias, rejas negras, la numeración en una placa con retamas amarillas, inspiradas en un viaje a la cordillera.
Una casa que se ve y huele bien. Los retratos en carbonilla, perfectos, intensos sugieren desde las paredes que el artista es un hombre de manos precisas, que mueve acompañando cada parte de su relato, conoció piernas pesadas y pudo desandar ese camino y reconstruir una vida lejos de escruchantes y otras yerbas.
Viste una camisa color verde claro, pantalones beige, zapatos al tono. Sus ojos, nos miran atrás de unos lentes de aumento de metal.
Sobre la cama matrimonial, el retrato del Santo Sudario, habla del religarse a Dios.
CARLOS FRATTINI, estuvo en la tumba y salió. Será por esa razón que lo cuenta es tan atrapante. Podría hablar horas y horas.... y siempre sorprende.
***
¿Quién Carlos Frattini? - “Y Frattini es un tipo que cree mucho en Dios, desde siempre, y me acompañó hasta el día de hoy, en el que estoy hablando aquí con Vos. Y me ha ayudado un poco tarde pero me ayudó, porque cuando salí de la U9 cumplí mi última condena tenía 53 años, no era un chico, era bastante grandecito. Siempre agradezco que me han tratado bien acá, como un plástico, porque mucha gente me conocía por el dibujo”.

-En un Conventillo de la Boca un 20 de Julio de 1931, según mi Papá, mi mamá murió cuando nací, y me regaló a una familia de Pompeya. A los 4 años me fue a buscar, me envolvió en una toalla y me llevó de vuelta a la Boca. Ahí conocí a la que sería como mi mamá, Carmen.
Mi viejo me pegaba por cualquier cosa, me rompía los huesos, en serio. Con la hebilla del cinturón. Varias veces los vecinos lo quisieron matar por las palizas que me daba a mí.
Mi papá era ciudadano americano, nacido en Nueva York. Una vez, me quise ir del país... Y bueno no pude hacerlo, y pasó lo que pasó, quedé preso.
-Mi papá me lleva engañado a la calle Tacuarí, me deja un año, en un reformatorio, bueno deformatorio. Después me fue a buscar, Salí a los 14 años. Me decían Pistola, por que jugaba muy bien al futbol, y era parecido a Lousteau, el wing derecho.
-En Julio del '54 me detienen y allí estuve un año. En los diarios pusieron jefe de banda y éramos unos chicos…
Tiempo después hice la colimba. En ese tiempo cualquiera hacia el servicio militar, aunque tuvieras antecedentes, y ahí me encontré con varios compañeros.
Cualquier cabito te hacía bailar, te hacían arrodillar arriba de los abrojos, y nos cansó, un día le dijimos la próxima vez que no hagas bailar, ya sabés lo que te va a pasar.
Después juré la bandera, y me fui.
En esos días falleció Evita. Yo con el uniforme militar, si iba a mi casa mi papa me mataba.
Y ahí me quede tres días, te daban mate cocido, un poco de pan…
Una vida así, totalmente mala en mi juventud…

***

En otro momento le pregunto por su antiguo oficio, y me explica: -“La palabra escruchante es una palabra francesa. Es todo aquel que abre cualquier puerta sin llave, como le dicen la famosa ganzúa, pero no hay ganzúas. Las puertas, mansiones, joyerías.
-Es el ladrón que es muy difícil de atrapar. No llevábamos armas jamás. Sólo las llaves. En mi última condena me podían dar el Modus Vivendi, pero me dieron el artículo 52, un artículo que tiene mil años, pero según como caigas es la condena…”
Año 1961 yo estoy en la penitenciaria federal...
De paso te cuento algo, fuimos al archivo, encontramos entre lo que se iba a quemar una foto de Juan Moreira con el traje a rayas, había trabajado en la carpintería del penal...se la dimos al Maestro y nunca más volvimos a ver esa foto, te imaginas... ¿una foto de Juan Moreira?

-En ese interín mi viejo muere, me mandan a buscar. Cuando llego, mi hermanita Dora, y me dice, sabés lo que dijo este hijo de puta 30 segundos antes de morir... dice:” Mañana lo voy a ver a Carlitos, que hace mucho que no lo veo...”
Y ahí pude perdonarlo....
Era también muy malo conmigo.
Pero Dios me acompañó siempre, me sigue acompañando y me sigue dando.
Yo rezo todas las mañanas cuando me levanto y rezo todas las noches antes de acostarme y el de arriba me ayuda. No por mí pido por todos, y el de arriba me tiene firme, me ayuda. He tenido dos o tres casos palpables de la presencia de El.

-Si querés te comento una anécdota que nos pasó en Brasil, estábamos en San Pablo, con una bronca bárbara con la policia encima nuestro porque nos acusaban de unos robos que no habíamos hecho, deambulando y al tercer día estaba descompuesto de los nervios y aparte de no comer nada, le digo a Cacho mi compañero, pasamos por una Iglesia y voy a hablar con el barbudo.
Voy derecho a la cruz, salí tan bien, reconfortado.
Salimos, y en el cordón de la vereda de enfrente, había 10.000 cruzeiros....fuimos y nos comimos tres platos de feijoada, comimos tanto que después no podíamos caminar.
Él de arriba me dió una familia, no puedo pedir nada, por que me da vergüenza pedir más.
Y tengo ahí la recompensa y viste lo que me está pasando, se me están dando un montón de cosas.

Amí me dieron trabajo casi cuando iba a cumplir 60 años y me jubilé. Salí el 12 de Agosto de 1984. Trabajé todos los dias. Y en el Patronato de Liberados trabajé 13 años hasta que que me jubilaron por edad avanzada, falté muy poco. Me sentía mal cuando faltaba.
Me levantaba a las 5 y media, soy un tipo que le gusta llegar temprano, afeitarme, escuchar la radio para ver cómo voy vestido.
Hilda López, fue la primera que me compró un retrato y me recibió como una persona más, una obra que había hecho en la U9 para venderla para ganarme unos pesitos. Cuando ella era directora de cultura de la Municipalidad.

En la cárcel no tuve miedo, por que tuve la suerte, hasta ahí el de arriba me acompañó. Hasta para robar.
Estábamos arriba de un techo, por entrar a un negocio, y gente de enfrente llama a la policía, mi compañero dice:- Vamos Carlitos, salto de techo en techo, más de tres metros, se me cae un zapato, pero podía haberme caído yo.

-No tengo dudas de que hay un ser superior, que para mí es Dios, Alguien maneja todos los hilos.
Yo vivía en Once, y Cristina vivía a 11 cuadras. Tenemos un camino marcado, estamos dirigidos. El de arriba no me lleva todavía, quiere que se cumpla todo lo mío.

-Un día típico en la cárcel es duro, pabellones de 120 tipos. Pero la vida del procesado a la del penado no tiene nada que ver.
Un día cualquiera me traen a Neuquén, no sabia a dónde me llevaban, en la cárcel decían fulano, fulano y fulano. Me subieron a un avión chiquito. Llegamos el 2 de abril de 1982...

-Saliendo a trabajar no estás pensando en lo que te falta por salir. Es una ayuda muy grande estar ocupado. Yo trabajaba en fideeria. Esperaba los lunes. Si no estabas ahí, te lo pasabas tomando mate, mintiendo con otro interno.

-Tuve éxitos y fracasos en mi vida, mi mejor golpe fue así: tenía tres llaves en mi bolsillo, tres llaves Yale, me encuentro con Carlitos Smoli, tenía una pico de loro, tenía una habilidad para abrir la cerradura, un pac y habría cualquier cerradura. Pac y abrimos la puerta, meto la llave, abrí tres puertas con la misma llave. Entramos y la registradora estaba abierta…30.000 pesos, ya habíamos salvado la noche de aquí a la eternidad…veo una caja fuerte, prendemos un papel para alumbrarnos y la abrimos, adentro dos cajas de zapatos, repletos de los billetes de la fragata. Nos llevamos un 1.000.000 de pesos esa noche. Agarramos el auto, y nos fuimos a Córdoba, le llevé a mi amigo que no había estado esa noche treinta y tres mil pesos. Gastábamos en Autos, mujeres, buena ropa.
En esa época, cualquier hombre llevaba un reloj de oro, cualquier mujer llevaba un dije mejicano de 37 gramos de oro puro. Llegué a encontrar un anillo de una mesita de luz, lo llevo al reduce en la calle Libertad, a ver José medíme este brillante, 8 kilates sin carbón….sabés lo que vale un kilate?
Y del peor robo me quedó esta cicatriz en la pierna, cuando entrábamos a un departamento de seis o siete habitaciones, siempre buscábamos el dormitorio de la gente mayor.
Siempre con los cinco sentidos al máximo, entramos y al rato escuchamos un ruido, entran cuatro personas hablando, y digo Policía… Éramos una luz en la escalera, le podíamos dar dos pisos y le ganábamos por dos pisos. Calculá que todos los días subíamos diez o quince edificios de más de diez pisos. Primero de la calle mirábamos si ese balcón estaba cerrado.
A las dos o tres de la tarde. El tano mi compañero se quedaba en el último escalón del piso, y yo tocaba el timbre y me aseguraba la puerta. Tiii tiii tiiiii y si abrían la puerta les preguntaba cualquier cosa y me iba.
Era difícil que sospecharan, vestíamos como reyes, anillos de oro, trajes, cadenas.
Subíamos Siempre por escalera… el ascensor hace un ruido… sobre todo en esos edificios de dos departamentos por piso. Una vez nos pasó…en un un departamento no había nadie, pero en otro nos estaban mirando por la mirilla. El tano me dijo, vamos Carlos.
Los códigos han cambiado totalmente…lo veo por televisión, he conocido piernas pesadas, como el gordo Villarino, asaltantes de bancos. Pero no mataban por matar. Y si existía, cuando ese pibe hacía eso involucraba a todos. Y si caía preso, primero le hablámos, pero la próxima vez la cosa era peor.
Eran otros códigos, si existía la falopa, pero no como ahora.
Nosotros éramos los más livianos de los robos, los escruchantes. Primero te llevaban a la Comisaría, y si te negabas a declarar cobrabas cómo banco.
Mataron a un compañero mío que estaba haciendo un trabajito, un chico de 20 años. Lo persigue la patota de Meneses, se entrega, con las manos en alto y lo mató igual. No te daban ningún changuí..... Y aparte en aquella época salía en los diarios: en un tiroteo murió un ladrón, el ladrón siempre intentaba irse.
Un día me compré un Cadillac 54. Iba con mi novia Martha por la vía del tranvía, y del colectivo me gritan: “mirá hijo de puta, que bien te va…!”

ARaul Soldi lo conocí cuando estuve preso, en el '74 en Devoto, éramos un grupo de muchachos de distintos pabellones, dibujábamos, pintábamos.
Organizamos una exposición en la capilla, y lo invitamos.
Quedó enloquecido con mi dibujo de Borges... me preguntó cuanto pedía por esa obra, le dije que era un honor para mí que tuviera una obra mía. Me preguntó cuanto me faltaba para salir, y al salir me recibió en su casa.
Organizan una exposición de retratos de famosos. Soldi consiguió los marcos, los cuadros.
Eran dibujos míos con poemas de Horacio Ferrer.
- Que te parecen esas obras... y esto quién lo hace? Me pregunta Ferrer
- Yo los hago maestro. En lápiz negro, Grafito N° 5 o 6, mina blanda.
Mientras yo dibujaba, Ferrer iba haciendo los poemas.
Con mi mujer vivíamos en la calle Rivadavia 3456, un departamento de más de cien años. Era tan grande el baño, con enormes ventanales de vitraux, dónde mi suegro había puesto una jaula con canarios.
Me pide ir al baño, como se demoraba le pregunto después de un largo rato -¿Horacio, está bien?
-Sí, me encantó el baño.

Las obras que hicimos juntos fueron todas vendidas, Ahí conocí también la hipocresía de muchos.
Por ejemplo con Ariel Ramírez, me cansé de ir a cobrarle...un día pasé, la secretaria me dice como siempre que no estaba, y decido descolgarle el cuadro... viene después, me paga, y me dice Frattini, que hace, vuelva a colgar el cuadro.

El retrato de Mirtha Legrand, después de unos días encuentro una carta por debajo de la puerta: Proartel, la señora Mirtha Legrand agradece el regalo ¿qué regalo?- pregunto.
Con la señora me traen 5 o 6 fotos para hacer el retrato, elijo una para trabajar el cuadro, hermosa con luces y sombras, las arrugas marcadas. Su asistente me pregunta: ¿Carlitos la va a hacer igual? Si usted la hace igual le meten una causa y a nosotros nos despiden. Me mandaron a un lugar en la calle libertad, donde arreglaron la foto y después hice el retrato.
-La única que me compró el cuadro y me pagó CASH, fue Zita, la esposa de Aníbal Troilo. Y me dijo Carlitos, sos el único que logró los ojos de mi gordito. Y eso que tenía cuadros de muchos pintores famosos.
Le hice retratos a Menem, a Isabelita, Andrea del Boca, Perón, a tantos otros…
Amalia Fortabat me manda una carta agradeciéndome, viene el gerente de la cementera de Zapala con la nota de la Revista Gente a la cárcel... me dice -¿ Sabe dónde colgó la Fortabat su cuadro ? -En el piso que tiene en la avenida Libertador con cuadros de 4 o 5 millones de dólares. Ahí está colgado su cuadro.

- La última vez que lloré, fue el otro día cuando lo vi a Favio, que le canta a ese amigo mío, que mató la policía, lloré. Estoy muy sensibilizado. Demasiado sensibilizado. Te puedo decir que fui un tipo fuerte. Te puedo decir que es algo malo que te produce la cárcel, piernas pesadas que cuando su mujer los dejan lloran…
Un fin de año, entra mi señora con los dos chicos, 5 minutos antes de que terminen las visitas, me dijo dales un beso. Despedíte. Martincito dale un beso a tu papá, y estuve veintidós años sin verlos…
Con un nudo en la voz agrega: -“Y ahora estoy sensible al máximo “.

-Di charlas en muchos lados, Horacio Cecchi, profesor de allí me dice: -Carlitos, es la primera vez que vienen los 50 alumnos.
Con unas ganas me preguntaban, preguntas fuertísimas. Cuando terminó la charla me emocioné.
Al otro día, otra clase, otra vez vinieron todos, desde las nueve de la noche hasta la una de la mañana.

-Acá también di charlas en Universidades. También fui a un montón de unidades. Como yo no tengo problemas para entrar en las cárceles. Y en las cárceles bien, bien, siempre había un par de atorrantes que no les interesaba.
Traían el calentador. Tomábamos mate. Yo les decía, acá no vengo a dar ningún consejo, simplemente les vengo a decir que fue lo que pasé, lo que hice, lo que logré.
Y que logré.: No logré nada, estoy acá hablando con ustedes.
El delito no te deja nada…
La pasé bien, la pase regular, la pasé mal. Pero acá estoy.

***
En otro de nuestros encuentros, Frattini, como siempre un gentleman, su colonia acompaña su relato, camisa con cuadros discretos, pantalón gris y zapatos relucientes.

Comienza con: -“El delito en definitiva no te lleva a nada. Te lleva preso, o te mata Cuando uno lo analiza bien, si sos sensato te das cuenta que todo es pérdida “.
Beatriz Aranda, directora del patronato de liberados me consiguió el permiso para entrar a las cárceles para dar charlas, el 90 por ciento de los muchachos que venían me escuchaban. El otro 10 tomaban mate o hablaban entre ellos.
Yo siempre les aclaré, que no vengo a dar consejos, no tengo autoridad para dar consejos pero si sé lo que pasa con el delito.
En las universidades que visité, me han aplaudido, me han besado, me han abrazado, reconociendo lo que fui, lo que soy y lo que estoy haciendo.
Fue una buena experiencia para mi, pero lo que pasa es que esas charlas quedamos de darlas en las escuelas, para los padres. En los barrios, en bibliotecas.
Estaba inspirado y preparado
para hacerlas, pero eso no se dio, quizás en algún momento pueda hacerlas, pero no sé, es un poco tarde....
***
Hoy, Carlos Frattini es un jubilado neuquino, testigo de momentos de nuestra historia, como por ejemplo del Día que Argentina perdió su corazón.
Atrapado “, “Un Caballero en el Purgatorio “y una película de Diego Eggle próxima a estrenarse, relatan su vida. Vive con Cristina, su mujer, y sus retratos extraordinarios, que dejan entreabierta la puerta de un lugar del que muy pocos pueden regresar, por obra del Destino tal vez, o de acuerdo a sus palabras: “Al de Arriba que me trajo acá...”

PD: Carlos Frattini ya no está con nosotros, pero cada una de sus historias quedaron flotando en mis recuerdos...

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