sábado, 12 de diciembre de 2015

Corazón de Amancay

Amo la flor del Amancay, cada enero, religiosamente florecen en casa. Crecen caprichosamente en el lugar que eligen reinventando historias de amarillos y naranjas.
Una vez me contaron que quien te regala un Amancy, te regala su corazón…y desde entonces acepté mansamente enamorarme y elegirla.
Los botánicos la llaman alstroemmeria aurantica, es una planta herbácea, rizomatosa de flores amarillas y anaranjadas con manchas rojas.
Cuenta la leyenda que los Vuriloches vivían cerca del cerro Tronador, en Ten Ten Mahuida, desde donde nace el Manso hasta el Lago Mascardi.
Quintral era el hijo de un cacique, y un día, pescando a la orilla del río, vío a Amancay, y pasó lo que tenía que pasar…se enamoró sencillamente de su belleza. Pero sus padres no aceptaron su amor. Un día cualquiera, una epidemia se ensaño con su tribu, y Quintral se enfermó gravemente…en sueños la llamaba y sus padres decidieron buscarla.
Amancay, en su desesperación, buscó a una machi…solo podía salvar a su amor, bebiendo un té de una flor que crecía en la cima del cerro. Subió y subió, conociendo el peligro pero decidida a dejar todo para salvar a su amor.
Arriba, entre el cielo y el cerro encontró la flor, custodiada por el guardián del cielo, el Cóndor, mensajero inexorable, le pidió su corazón a cambio de la flor
Y Amancay aceptó en su entrega de mujer enamorada…el Cóndor tomó su corazón, dejando en sus gotas rojas esta historia de amor.

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